Podríamos acortar el título de lo nuevo de Last Son a Red temporis solstitium en el titular, pero así es más divertido. El EP de dos canciones y media -dos temas más un interludio de menos de un minuto- comienza con ambientación acústica para arrancar pronto a guitarrazo vivo. Y sí, el nombre de sus canciones tampoco resulta fácil de memorizar. Los de Alcázar de San Juan traen metal de gutural y guitarras galopantes intercalado con fragmentos relajados. Se definen como creadores de post-metal y forman composiciones muy dignas.
Rehúyen el riff básico y rizan el rizo a cada compás con melodías a contratiempo y siluetas inusuales. Sienten la experimentación como propia y reflejan inquietud artística en su música. Escapan de lo previsible. Éstas características suman frescura a su propuesta y le otorgan entidad propia. Last Son encuentra su propio sendero y lo recorre disfrutando de los recodos inesperados en este tercer álbum. Un ejemplo.